Tal vez, en alguna ocasión has sentido algo parecido a esto:
“Qué más da lo que haga,
si al final todo sale mal”.
O esto…
“No puedo hacer nada
por evitarlo”.
Incluso esto…
“Me lo merezco porque
soy un inútil”
Sentirse indefenso ante cualquier
aspecto de la vida, es lo que se denomina Indefensión Aprendida. Básicamente,
cuando ante repetidos intentos de modificar una situación desagradable no se
consiguen los resultados que se esperaban, se cae en un estado de desmotivación
que lleva a la pasividad. Esa frustración hace que cese cualquier iniciativa de
cambiar las cosas.
La indefensión aprendida es muy común
en los inicios de la depresión y problemas de ansiedad. Suele estar muy
presente en mujeres maltratadas, en niños y adolescentes con fracaso escolar…
Ocurre porque se activa la
creencia de que no se tiene el poder de cambiar la situación, ya sea porque nos
lo impone una persona externa o uno mismo, y se llega a tomar como una verdad
absoluta.
Para evitarlo, el primer paso es
identificar que este tipo de pensamientos están presentes. Una vez que somos conscientes,
es necesario generar alternativas. Es posible que uno mismo no las encuentre
fácilmente, para ello se puede recurrir a alguien que ayude a buscar
soluciones. La realidad es que verdaderamente TIENES el poder de cambiar
las cosas, tal vez no sepamos cómo todavía, pero PUEDES cambiarlas.